Los trabajos presentados por Iván Cardona giran en torno a ideas relacionadas con la palabra, la prensa, la ideología, la política y la pintura.

Varias de ellas parten del estudio, comparación y utilización de periódicos tales como El Tiempo, El Espectador y Voz. Detrás de esta elección está el convencimiento de que estos medios de comunicación son representativos de nuestro circulo intelectual y que también es allí donde desde diversas perspectivas se esgrime lo ideológico. En principio, este discurso tiene que ver con lo escrito, con el hecho político de que escribir en un medio masivo de comunicación es una buena manera de asumir el debate intelectual en relación a la realidad nacional. Sin embargo y esto puede ser el mayor acierto de la propuesta de Cardona es que la ideología también subsiste en otros niveles. Que la diagramación, el formato, la utilización del color y la relación entre imagen y texto son elementos donde desde otra perspectiva el carácter político e ideológico de los medios se hace presente.

Por ello, cuando vemos dispuesta la gama cromática y la extensión de los avisos clasificados en algunos de los medios seleccionados, nos percatamos de que los intereses económicos están en juego y que estos parecen adquirir colores específicos. Por el contrario, un semanario como Voz posee una gama cromática reducida y el volumen del discurso en comparación con los otros medios resulta pequeño por decir lo menos.

Así mismo, en otras piezas se plantean vínculos entre la tradición, la presencia de figuras de poder en el ámbito político, tales como el Procurador y la realización de su retrato en la técnica del bordado. De nuevo, la elección del color del hilo, el azul de metileno, complementan la idea creando un retrato que articula el poder de la tradición con el poder político.

Es así como el proyecto realiza cruces conceptuales que de manera directa nos subrayan o nos develan otros niveles del discurso político. Un discurso que de manera sutil pero acertadamente elije su campo de acción y se sumerge en él para sorprenderse así mismo.

Juan Fernando Herrán

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