POR: FERNANDO UHÍA ARCILA –

Jacques Rancière introdujo el término post-democracia para, dice él, referirse a una situación triste[1]: aquella en la que la democracia ha entrado en el cajón de ideas irrealizables o falsamente promocionadas, una utopía más… post-democracia es

“la proposición de una democracia que suprime la diferencia del pueblo consigo mismo y, al mismo tiempo, suprime la potencia subjetiva a la cual daba lugar esa diferencia: la potencia de inventar casos que hagan ver a un mismo tiempo la convivencia de la igualdad y la desigualdad… también las formas de exposición de las capacidades de los sin-nombre.[2]”

La post-democracia se reconoce en las presiones de las multinacionales a los Estados; en los tratados comerciales internacionales que impiden que los Estados hagan sus propias políticas de la diferencia para concentrarse únicamente en el comercio; en la intercambiabilidad de políticos y empresarios privados, que se turnan constantemente esas dos actividades opuestas; y en la privatización de servicios básicos como salud, educación y transporte, entre otras. Toda esta presión contra la democracia también ha logrado una globalización de la post-democracia. Muy importante es que esa globalización afecta particularmente a los medios de comunicación, pues al ser adquiridos por empresarios privados transmiten directamente valores anti-democráticos, transmiten continuamente la post-democracia.

Ellsworth Kelly. Rojo, azul, verde. 1963
Ellsworth Kelly. Rojo, azul, verde. 1963

Pues bien, las obras de Retórica [y] Cromática de Iván Cardona se refieren a la post-democracia, particularmente en lo referido a la coincidencia retórica y cromática de los medios de comunicación impresos, coincidencias que contribuyen a seguir minando la subjetividad de los sin-nombre. Son obras que surgen mitad de estadísticas y mitad de formalismo post-pictórico[3]. Lo cierto es que por razones prácticas o por simple cooptación (la cuestión no ha sido discutida suficientemente), los medios de comunicación impresos (y cierta publicidad) terminaron apropiándose de la apariencia de las pinturas post-pictóricas. Al fin y al cabo, en sociedades masificadas, la necesidad de comunicación veloz es indispensable para vender asiduamente. Recuérdese que los periódicos comenzaron siendo puramente textuales, pero con el pasar del siglo XX adquirieron una visualidad arrolladora, con grandes logos institucionales y fotos de alta definición en portada –y por todas partes. Es posible que esto se debió a una especie de “democratización” de los hallazgos de los constructivistas rusos y luego de los artistas post-pictóricos, una situación deseable si uno es artista: la expansión de ideas personales sobre las sociedades hasta su secularización total, de modo que tarde o temprano logren hacer “avanzar” esas sociedades hacia un espíritu libertario y visualmente placentero.

 

Entonces tenemos que Cardona fue directamente a las fuentes, a tres periódicos impresos bogotanos, los coleccionó y produjo una serie de obras para Retórica {y} Cromática que se refieren, la mayoría, a unos valores supuestamente anónimos, rastreables al hacer intervenciones que implican búsquedas visuales en gran cantidad de ejemplares (o a veces ejemplares individuales precisos) para llegar a resultados visualmente directos, que, ya sabemos, incrementan las ventas. Pero tal vez también incrementen la ideología de los grupos económicos dueños de esos periódicos: la correctness republicana que debe llegar a la exclusión de discusiones que impliquen a los sin-nombre. Como proceso, los periódicos han aumentado la inclusión de discusiones y propaganda empresarial, o simplemente la publicación de una cantidad enorme de publicidad de mercancías que incrementen el confort, o una gran cantidad de avisos clasificados; el acortamiento cada vez mayor de las columnas de opinión; el engrosamiento de las secciones de moda y entretenimiento; el tratamiento de las artes liberales como entretenimiento; la migración de los periódicos a la Internet donde se acoplan a una visualidad saturada de publicidad y confusión para el manejo de la interfaz, accesible solo a quienes tengan computador y sean letrados digitales; etc.

 

Vista general de Retórica {y} Cromática.
Vista general de Retórica {y} Cromática.

Sin embargo, todo esto no podrían ser sino coincidencias visuales, al fin y al cabo todos los periódicos funcionan con las mismas tintas primarias y el supuesto respaldo -previo a la lectura del periódico- de la post-democracia se vuelve indemostrable. El caso que permite la duda es Voz Proletaria, pues que sus colores tiendan al blanco (por falta de publicidad y espectacularidad), no necesariamente quiere decir que el blanco promueva directamente la inclusión de los sin-nombre. El caso se agrava si tomamos como referencia el texto (del mismo nombre) que soporta las obras de Cardona, en el que hay poco de política o discusiones sobre valores democráticos, y sí mucho de confesionalidad personal y homenajes a sus familiares. Como sea, este grupo de obras es perfecto y variado en su resolución técnica. En su defensa habría que decir que algo está diciendo sobre el presente de los medios impresos acudiendo simplemente a sus colores. Que dice exactamente, no lo sabemos todavía. Es posible que lo sepamos en unos años si Cardona decide realizar operaciones similares y podamos constatar que hubo cambios retóricos desde lo cromático.

Retórica [y] Cromática
Retórica [y] Cromática
Se destaca también la base desde la que Cardona “justifica” su búsqueda. Si la Abstracción Post-pictórica dejó de tener validez en un contexto contemporáneo que exige mostrar a como dé lugar la circunstancia personal del artista o la constatación de su pertenencia a un grupo social específico, o los sufrimientos de ese grupo, Cardona ideó una “excusa” metodológica que lo aleja de confesionalismos postmo, aun si su texto se quedó corto en ser consciente de su logro. Y es en este tipo de “excusas” de base estadística o de retórica digital –entre otras- hacia donde se está moviendo la pintura de punta internacional. Un neo-formalismo global que muestra las tensiones del mundo actual sin tener que narrarlas. Justamente así opera el trabajo de Cardona.

Fernando Uhía.  MFA.

 

 


[1] Rancière, Jacques. “Democracia y Post-democracia”. En revista Ideas y valores #98-99. Bogotá: Universidad Nacional, 1995. Págs. 23-40.  

[2] IBID.

[3] Pintura post pictórica (en inglés post painterly abstraction): se refiere a la pintura abstracta norteamericana surgida poco después del Expresionismo Abstracto. Algunas de sus características son dejar de lado la densidad de las superficies del Expresionismo Abstracto para favorecer los colores planos, las composiciones sencillas, la primacía de un ilusionismo óptico (opuesto al ilusionismo naturalista tradicional), todo ello para lograr una comunicación visual rápida y clara, una que no necesite explicaciones o “statements” de los artistas.  El término y la sitematización de estas ideas fueron creados por Clement Greenberg en 1964, el cual lo respaldó con varias exposiciones colectivas en las que involucró al menos a 30 artistas.   

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